Ambas conversaciones fueron grabadas con diez años de diferencia, en Nueva York en 1990 y en Valencia en 2001. En este proyecto se presentan simultáneamente como si de una conversación se tratase.
Las imágenes de las proyecciones corresponden a Valencia y al desaparecido “Covarrubias Cabaret” y a la ciudad de Nueva York, en concreto a la calle Catorce Oeste. Dos lugares alejados, pero al tiempo evocadores, en los que intuir nexos de unión en el contexto de reivindicación y activismo de los ochenta.
Texto de los videos que corresponden a fragmentos de dos conversaciones llevadas a cabo por David Wojnarowicz[i] con Claire Pentacost en Nueva York en 1990 y de Juan delgado[ii] con Pedro Ortuño en Valencia en 2001.
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En ese sentido, yo quería ser aceptado… porque estuve a punto de morir varias veces y también me daba cuenta de que después de esas experiencias me iba a ser muy difícil salir de la calle, me eché a la calle muy joven, tenía diecisiete años y empecé a buscar cualquier tipo de trabajo. De lo que me doy cuenta, lo que me indigna es que la gente mira a los indigentes y les dice vete y busca un trabajo.
Todo el centro histórico sufrió una degradación muy fuerte a nivel urbanístico de edificios que se estaban cayendo porque estaban completamente derruidos. La gente que venía del extranjero decía; Valencia parece Beirut. Más que una ciudad europea parece que la habían bombardeado y había un deterioro que viviendo en el Centro del Carmen, convivías.
Durante dos años viví una época muy dura tratando de conseguir trabajos y de mantenerlos. La energía que había acumulado en las calles, ese horror me afectaba, aunque fuera invisible, haciendo que la gente se sintiese incómoda a mi lado, y no era una persona violenta al fin y al cabo. Estuve metido en actos violentos pero no correspondían a mi forma de ser, fue una situación extremadamente difícil. Tardé dos años… hasta que finalmente me libré de esto.
El barrio del Carmen era como tu memoria, cayéndose al suelo y como diciendo, ahora vendrán y la recogerán y se la llevan. Era todo muy decadente, el mismo espacio arquitectónico y la misma gente, los transformistas, todo era muy decadente. Era muy excitante porque todo era ilegal y de pronto venía la policía y decía que los vecinos se habían quejado de que la música estaba muy alta y que no estaba insonorizado el local y no había salida de incendios…
Con respecto al mundo del arte, nunca me lo creí, yo era muy ingenuo… perdí ocasiones… varias veces con galerías. En cierto modo pensaba que si hacía lo que creía, la gente lo aceptaría. Varias obras de las que hice fueron muy provocadoras para el SOHO o donde expusiese. Aprendí una gran lección ya que nadie se interesaba por mis obras, era enfermizo, no me entrevistaban, nadie compraba nada.
Era muy decadente… te puedes reír y todo lo que quieras pero hay como una tristeza detrás del personaje, pero a mí siempre me ha parecido muy subversivo, cuestionar en toda esta cultura de la noche los cuerpos perfectos, todo el mundo bien vestido, de pronto este tipo de… que yo los veo como bufones, el bufón dentro de la “comedia” del arte es un personaje que esta por encima de la realidad donde no pasa el tiempo, está por encima del bien y del mal y lo sabe todo absolutamente.
Como me gustaba escribir, hacer películas y fotografía, los coleccionistas con los que hablaba entonces se sentían muy amenazados por el hecho de que no estuviese pintando constantemente. Siempre he sentido esta presión: “¿Qué estas haciendo?”, sabía por donde iban y les decía: “bueno estoy escribiendo, no sé si voy a volver a pintar”. Los veía ponerse realmente nerviosos y todo ocurría como si de alguna forma les estuviese provocando. A mí me enfadaba mucho que cualquiera tratara de presionarme para que fuera en una dirección concreta y que me convirtiera en una parte activa del sistema.
Era todo una información a la que tenías tú acceso y que jugaba con ella con toda esa comicidad sarcástica y muy aguda. Qué manera tan alucinante de desarrollar la broma pero sabiendo dónde pinchar, dónde hacer la crítica social y creo que ellos eran para eso unos artistas. Siempre los he admirado muchísimo porque es gente que no tiene ningún tipo de cultura académica pero que tienen una experiencia de la vida alucinante y luego eso, gente que a nivel social se han encontrado completamente marginados en una sociedad que los ha aceptado dentro del formato del clown, que vas y te hace reír y que tú pagas pero que luego eso no tiene una traducción fuera, en la calle.
Nota: El texto con letra normal corresponde a David Wojnarowicz, el texto en cursiva pertenece a Juan Delgado.
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[i] David Wojnarowicz David Wojnarowicz nació en Red Bank, Nueva Jersey, en 1954. A causa de una niñez difícil, provocada por una vida familiar llena de abusos y la naciente conciencia de su homosexualidad, Wojnarowicz abandonó la escuela y vivió en la calle. Para 1971 había ahorrado el suficiente dinero para pasar el resto de la década viajando; pasó la mayor parte de esos años vagando por México, Canadá, y Europa. Finalmente se estableció en Nueva York en 1979. Muere en Nueva York en 1992 víctima de HIV.
[ii] Juan Delgado. Nace en Murcia en 1960. A mediados de los años 80´s se traslada a Valencia. Allí trabaja como fotógrafo en el Barrio del Carmen al mismo tiempo que de camarero en el Covarrubias Cabaret hasta el cierre definitivo del local en 1990. El Covarrubias era un Cabaret de transformistas, situado en la calle Covarrubias del Barrio del Carmen, donde se realizaban actuaciones un tanto hirientes para la clase política del momento. De él, surgieron varios grupos de transformistas como el grupo PLOMA 2. Desde 1994 Juan Delgado vive y trabaja en Londres.