La obra es un documento, desde el punto de vista de 1997, sobre los exiliados en la Unión Soviética procedentes de la España de la Guerra Civil. Testimonios a cámara de algunos de estos «niños» con más de sesenta años, que han residido media vida fuera de su país añorado.«Por eso es muy importante que hagáis trabajo de acercamiento entre generaciones». (Alejandra Soler Gilabert)
Sin voz en off, ni siquiera la de las preguntas, Pedro Ortuño construye un retrato generacional a partir de la narración de vivencias pasadas en el exilio y su vuelta, construyendo una memoria colectiva. Nacidos en España, exiliados en su infancia a la Unión Soviética, donde muchos se casaron, tuvieron hijos…, y regresan al lugar de origen. Hablan ante la cámara sentados cómodamente, bien solos o con su pareja muda, identificándose por su relato particular pero coincidiendo en la experiencia rusa de su infancia, y en algunos hasta su edad adulta. Todos refrendan que fueron muy bien tratados, a pesar de la Segunda Guerra Mundial, y que casi todo su tiempo allí estuvieron estudiando, aunque siempre estuvo presente la vuelta a su país natal.
Personas, de condición, edad y características diversas, desplazados en el país de acogida por la distancia cultural que así mismo fue la razón de la no plena integración personal a su vuelta. En este documental relatan sus vivencias relativas al trabajo, sociedad y cultura de acogida, al buen trato dado por este país, y la injusticia ajena a ellos de un exilio a tan temprana edad, vinculando su presente y futuro con los de ambos países (muy distanciados políticamente durante esa época). Pedro Ortuño sincroniza la historia reciente de ambos países mediante los ancianos que vivieron entre estos dos mundos, a través de jóvenes (moscovitas, vascos y valencianos), así cómo intercalando diversas filmaciones de archivo, del pasado y presente, a modo de signo de puntuación y contrapunto de los testimonios. Una mirada comparativa entre la cultura rusa y la española (ambas víctimas de absolutismos) desde sus respectivas democracias.
Fragmentos del vídeo
“Hemos vivido sentados en unas maletas, pensando que al día siguiente se acababa el franquismo y volvíamos a España; para nosotros fue un fracaso el término de la segunda Guerra Mundial, estábamos convencidos de que el triunfo sobre el fascismo mundial era el final del franquismo en España…”
“Picasso cumplió ochenta años… nos prestaron unas copias de sus cuadros y con ellos organizamos una exposición, la organizamos nosotros en la casa de España… El arte de Picasso no se reconocía, Cruchov dijo que Picasso pintaba con la cola de un burro y como la opinión oficial debía de ser la opinión general… En ese ambiente organizamos la exposición en honor a Picasso. Fue un éxito.”
“Cuando llegué, mi impresión fue que había retrocedido cincuenta años atrás, por la mentalidad de la gente. A pesar de que allí había dictadura, la gente era muy culta, y eso se notaba: se notaba que aquí era difícil tratar con gente culta y sin embargo allí era muy fácil…”